El siguiente artículo pertenece a Stacey Anderson y fue publicado el 5 de Junio de 2014 en la revista Spin. Lo traduje por agrado, porque me encanta Soundgarden y Superunknown. Además porque, con detalles únicos, es la historia de cómo se gestó uno de los mejores discos de la historia de la música popular.
En la
elaboración de su magnífica explosión comercial, los prisioneros de
Seattle excavaron profundo, chocaron y enredaron su cuernos en el estudio, y
emergieron como una banda más fuerte –una con una obra maestra, destructora del
grunge, a su nombre.
En algún
lugar entre un hombre ensangrentado golpeándose a sí mismo con cucharas y un
productor rasgando una puerta desde sus bisagras, Soundgarden hizo el disco que
habían estado esperando nueve años para desatar. Ya amados en la escena del
rock de Seattle, y cosechando los beneficios de su ciudad a principios de los
90 como celebridad grunge junto a sus amigos Nirvana y Pearl Jam, el álbum
anterior de la banda, Badmotorfinger de 1991, había alcanzado platino y ganó
una nominación al Grammy por Mejor Metal Performance. Habían contribuido a
llevar a Sub Pop a la grandeza, fueron de gira con Guns N’ Roses, y comandaron
el escenario principal de Lollapalooza.
Los
seis meses de grabación, ingeniería y mezcla que desembocaron en Superunknown
no progresaron paso a paso junto a ese idealismo. La banda chocó
constantemente con Beinhorn –cuya repetición metódica estaba en desacuerdo con
sus hábitos de grabación sucios- y todo empezó a poner en duda los resultados.
Pero su reivindicación vendría, sin sutileza, en la ubicuidad radial de “Black
Hole Sun”, ganadora de dos Grammys, y la duradera carrera que la banda había
cimentado para ellos como resultado del éxito del disco. Por otra parte, el
registro cómodamente disipó cualquier noción de Soundgarden siendo reductiva
para metaleros: Desde las turbias guitarras surf-pop de “My Wave”, las
amenazadoras y desconcertantes vocales operáticas en “Mailman”, hasta el
irritable blues arrastrado de “Limo Wreck”, y la gonzo indiferencia y agilidad
pop-psicodélica de “Black Hole Sun”, Superunknown prosperó en sus excéntricos
límites exteriores.
Chris
Cornell, cantante/guitarrista: Comenzamos como banda en 1984, así que miro a
Superunknown como parte del último período, el momento en que en realidad
estábamos tratando de reinventar quienes éramos y expandir los límites de lo
que hicimos, ampliando nuestro enfoque creativo en un disco.
Jack
Endino, productor de Screaming Life, el EP debut de Soundgarden en 1987:
Soundgarden era una banda muy buena desde sus inicios, como Nirvana. Sólo era
cosa de no arruinarlo como productor.
Tad
Doyle, cantante/guitarrista de TAD: Todos amaban a Soundgarden. Eran los héroes
de la ciudad. Fueron la primera banda en sacar algo en un sello grande.
Michael
Beinhorn, co-productor de Superunknown: En ese tiempo, sólo tenías una sensación
sobre ciertos artistas; sabías lo que iba a pasar con su próximo disco antes de
que lo hicieran. Y con Soundgarden fue, si hacen un próximo gran disco, sus
carreras estarían logradas.
Adam
Kasper, ingeniero asistente de Superunknown: Ellos ya habían hecho un par de
buenos discos. Definitivamente era tiempo de disparar uno hacia arriba. Chris
estaba en su albor como cantante y compositor. Además él se presiona a sí mismo
muy duro.
Chris
Cornell: Me sentía muy orgulloso de ser parte de una escena musical que estaba
cambiando la cara de la música comercial y el rock internacionalmente, pero
también sentía que era necesario para Soundgarden –como para todas las bandas
de Seattle- probar que merecíamos estar en el escenario internacional y no
éramos sólo parte de una moda basada en la geografía. Sabía que teníamos la
habilidad de hacerlo, y también sabía que el tiempo era importante. Ese era el
momento. Fue una mixtura de esos maravillosos momentos de inspiración, esa
especie de stress, mojar la camiseta, y el esfuerzo muy agotador.
Jeff
Ament, bajista de Pearl Jam: Estuvimos de gira con ellos el año anterior a la
grabación de Superunknown, y Lollapalooza, y recuerdo que eso fue una
explosión. Los dos habíamos girado mucho: nosotros habíamos girado con Ten y
ellos con Badmotorfinger. Creo que Lollapalooza como fin de ciclo para los dos
grupos fue más que nada la diversión de pasarlo bien con tus amigos. Ellos
estaban a la orilla del escenario cuando nosotros tocábamos, y nosotros
hacíamos lo mismo cuando ellos tocaban. Es uno de mis mejores recuerdos de
todas las giras.
Adam
Kasper: Yo era el ingeniero principal del estudio Bad Animals, que era una
nueva pieza para el estado del arte. Era uno de los lugares que estaba haciendo
un montón de cosas para Sub Pop en la ciudad. Conocía a algunos miembros de
Soundgarden y cuando supe que estaban trabajando con Beinhorn, lo contacté
rápido y le dije, “Hola”. Me presenté y estaba excitado de trabajar en el
disco.
Michael
Beinhorn: Quise tomar cada oportunidad posible de hacer el mejor, más
interesante, y más llamativo álbum que pudiésemos hacer, así que ese era mi
objetivo. Pienso que había un montón de presión extra, porque les dejé bien
claro a ellos lo que pensaba del proyecto y lo que sentía que este disco
significaba para ellos. Quiero decir, ni siquiera pensé en las ramificaciones a
largo plazo o ese tipo de cosas, sin embargo esa clase de cosas es muy, muy
importante también.
Tad
Doyle: Soundgarden siempre han sido para mí, muy innovadores y siempre
empujando la posición de lo que estaban tratando de hacer. Especialmente cuando
Ben Shepherd entró en la banda. Ese tipo es un compositor increíble por sí
mismo, así es que cuando empezaron a escribir juntos, fue algo muy especial.
Kim
Thayil, guitarrista líder: No hay un piloto en Soundgarden. Si lo hubiese,
sería mucho más fácil manejar algo temáticamente o tener un vector particular
que pudiese influenciar nuestro impulso o dirección. Hay cuatro tipos
produciendo material y proveyendo criticismo al material, así que es un proceso
muy dinámico.
Jack
Endino: La formación había cambiado un poco. Tenías a Ben Shepherd en el grupo,
y sus contribuciones a la composición y su aporte creativo fueron integradas en
ese punto. Chris Cornell estaba ahora escribiendo más música. En los viejos
días, muchas de las canciones eran escritas por Kim Thayil y (el bajista
fundador) Hiro Yamamoto.
Ben
Shepherd: Cuando entré al grupo, empecé a traer afinaciones extrañas. Todos
empezaron a adaptarse y a hacer sus propias canciones en afinaciones raras.
Ellos son todos tan inteligentes y creativos que sólo tenían que ir por ello, y
eso era todo el objetivo de estar en una banda juntos.
Jeff
Ament: Tú podías ver que en Badmotorfinger Chris estaba empezando un poco a
extender su sapiencia como compositor. Creo que con Temple of the Dog también,
eso te daba una sensación de que él podía ir en un montón de direcciones
diferentes y que no se iba a encasillar en el rock heavy de métrica rara. Tenía
un elemento pop en él, y en ese tiempo además tenía un montón de melodías
raras, a lo Syd Barrett, dando vueltas. Pienso que una vez que Matt (Cameron, baterista)
y Ben pusieron sus influencias en el disco, se distinguieron aún más.
Ben
Shepherd: Este es uno de los discos en donde trajimos canciones completas. No
improvisamos juntos para sacar las estructuras.
Chris
Cornell: “Head Down” era un demo completo que Ben me había mostrado, donde él
cantaba y era muy similar a lo que terminó en el disco. Ese fue un momento
increíble porque fue una de las veces en que sentí, “Esto es como debe haber
sido ser parte de los Beatles”, donde uno de los miembros del grupo llega y
suelta una canción así –ya está hecha, tú no tienes que hacer nada y ya sabes
que va a ser una de las mejores canciones del disco.
Kim
Thayil: Chris tenía una grabadora cuatro pistas –o quizás ya había cambiado a
una de ocho- así que hacía las guitarras y las voces y las traía para que
nosotros las juzgáramos. Había material que él escribió al cual nosotros no
respondimos con tanto entusiasmo como con “Let Me Drown” o “Black Hole Sun”.
Michael
Beinhorn: Entrando en eso, no estoy seguro si el intento de ellos era el mismo
que el mío. Me refiero a que, no pensaría ni por un segundo que ellos no
querían hacer un gran disco, pero creo que ellos no querían invertir el mismo
tiempo y esfuerzo para eso del que yo invertí.
Adam
Kasper: Beinhorn trajo un montón de equipos, así que tuvimos varios sets de
batería, toda clase de micrófonos. Fue realmente el montaje más grande que he
hecho o he visto. Recuerdo que nos tomó dos o tres días tratar de decidir qué tipo de cinta usar, qué tan duro golpear la cinta, cómo alinear las máquinas, empezando
literalmente desde esos componentes. Teníamos docenas de micrófonos en el
gabinete tratando de encontrar el que funcionara. Todo estaba manejado por
Beinhorn. Nosotros estábamos acostumbrados a trabajar mucho más rápido, así que
fue interesante.
Kim
Thayil: Recuerdo estar bastante adentro del estudio mientras afuera había un
día soleado y cálido, lo cual es raro en Seattle.
Michael
Beinhorn: La primera canción que grabamos fue “Kickstand”. Eso fue después de pasar
alrededor de cinco días o una semana tratando de encontrar el sonido de batería
que yo quería. Voy a decir que Matt hizo entre 15 y 20 tomas, lo cual es
bastante para una sola canción.
Jeff
Ament: Una canción que realmente, pero realmente amo es “Kickstand”. Creo que
es porque que es una canción que él escribió acerca de su bicicleta, y mi
relación con Chris estará por siempre atada a andar en bicicleta. Esa canción
realmente tiene algo personal para mí.
Chris
Cornell: Me recuerda a ese período también. Creo que después de que Andy (Wood,
el cantante de la banda glam-rock, post Green River, pre Pearl Jam, Mother Love
Bone) murió, Jeff y yo pasamos un montón de tiempo hablando y pedaleando en
nuestras mountain bikes hacia las colinas de Seattle. Ese es uno de mis mejores
recuerdos de ese periodo, de verdad.
Jeff
Ament: Probablemente conocí a Chris mucho mejor después de que Andy murió. Nos
juntábamos probablemente dos días a la semana. Andábamos en bicicleta,
usualmente de noche en alguno de los grandes parques de Seattle. Comúnmente
terminábamos con una fogata en la playa y una botella de algo. Creo que era para
nosotros un poco tratar de entender por qué Andy había muerto. Nos ayudó a
superarlo. Fue más ventajoso que ir a un bar o quedarnos en la casa sintiendo
pena por nosotros.
Chris
Cornell: Mi historia como cantante ha estado probablemente más cerca de David
Bowie que, por ejemplo, el enfoque de AC/DC. Nunca pensé en mí como un cantante
que quisiera crear una identidad y quedara pegado a ella. De niño, era este
coleccionista de discos/escucha que se sentaba en la pieza y escuchaba el
catálogo completo de los Beatles solo, una y otra vez. Creo que eso afectó mi
enfoque vocal porque habían cuatro cantantes en ese grupo, y nunca supe quién
estaba cantado qué. Era un niñito; no me importaba realmente. Pensaba que eso
era la música rock y que eso era grabar un disco: cantabas en el estilo y con
el sentimiento que la canción te pidiera. Superunknown es un gran ejemplo de
eso. Canción a canción, me enfocaba de la manera que fuera más natural para
ellas. ¿Quién es la persona cantando esta canción? ¿Sobre qué está cantando?
¿Cómo debería sonar esa persona? Así es como me acerco, y regularmente, esa era
la parte más difícil de todo el proceso para mí: encontrar la voz correcta que
se sintiera más natural para esa canción.
Adam
Kasper: Hacer las voces fue un desafío de muchas maneras. Chris canta con la
voz completa en alguna de esas canciones, y uno de los problemas fue ser capaz
de tener la mezcla de los audífonos sobre su volumen interno. Para que cuando
cantes y grites, te puedas escuchar, pero tienes que escuchar la música arriba
y está tan fuerte que acopla.
Artis
the Spoonman, músico en “Spoonman”: Ellos estaban consiguiendo delirio en
cualquier parte de Seattle donde tocaban, pero sin embargo, no los conocía
realmente. Conocía, y todavía conozco, a la hermana de Ben. Había estado
(actuando) en las veredas –era muy visible- y recuerdo ver a Kim. Kim es tan
visible como tú puedes serlo cuando no lo conoces.
Chris
Cornell: “Spoonman” no fue escrita para ningún álbum. Fue escrita sólo por
diversión. El grupo había escuchado el demo que había hecho en casa, y creo que
alguien, quizás Kim, se acercó a mí y al grupo y dijo, “Esta en realidad es una
canción divertida para que la hagamos nosotros”. El demo era sólo guitarras
acústicas, sin batería, sólo pegándole a ollas y sartenes.
Bend
Shepherd: Esa era rockera. Era del gran setlist que el personaje de Matt Dillon
(en la película Singles, de 1992, dirigida por Cameron Crowe) tenía cuando se
separaban. (Jeff Ament) había escrito títulos falsos para que tuviera la banda.
Y Chris estaba en el set porque él aparece en la película, y su regalo para
Cameron fue escribir canciones para todo ese setlist, y “Spoonman” fue una de
ellas.
Artis
the Spoonman: Me invitaron a hacer una presentación entre los Melvins y ellos
en un escenario muy prestigioso de Seattle. Cuando estuve allí, la esposa de
Chris en ese tiempo y mánager del grupo estaba en los camarines y me dijo que
Chris estaba escribiendo una canción llamada “Spoonman” y si me gustaría grabar
en ella cuando estuviese terminada. Yo dije, “Sí, seguro, no hay problema”.
Michael
Beinhorn: Básicamente, Artis llega y es un chiflado, es un músico callejero.
Creo que era indigente. Y llega con un rollo que esparce delante de él y esta
lleno de cucharas, implementos metálicos y cosas así, y yo quedo como, “Por
dios, ¿qué diablos va a pasar?”. Se saca la polera y dice, “Espero que alguien
tenga una cámara de video, porque van a querer filmar esto”. Echamos a andar el
track, y él toma esas herramientas, y se empieza pegar bien fuerte con ellas.
No estoy hablando de golpecitos, algunas de ellas eran grandes y duras piezas
de metal. En un período muy corto de tiempo hay sangre volando por todos lados.
Fue en realidad muy bonito de ver porque él era casi un bailarín, era fluido y
elegante. Y tú sabes, él es muy talentoso con esos instrumentos, pero era
además increíblemente brutal. Creo que hicimos cinco o seis tomas con él, y
estaba sangriento, abatido y exhausto al final de ellas. Fue realmente, pero
realmente fabuloso. Quiero decir, él es absolutamente un artista en muchos
sentidos de la palabra. Esa fue una de las cosas que no olvidaré mientras viva.
Me gustaría que todo el mundo pudiese haber visto lo que hizo.
Artis
the Spoonman: Probablemente toqué una cuchara abajo, quizás dos cucharas
arriba, el mismo par de palos cada vez que toco, y una espátula. En el
instrumental, el sonido de campana. Esa es la espátula para pie. Así que toque
un máximo de ocho o nueve cucharas de las veinte que traigo. Quizás toqué una
chuchara de madera, no me acuerdo.
Adam
Kasper: Me sorprendió que fuera elegida como primer single. Había escuchado que
cuando salió, Artis estaba deprimido o decepcionado. Pensaba que quizás debería
haber habido más cucharas y más fuerte.
Artis
the Spoonman: La primera vez que la escuché, pensé, “¿Es una broma, cierto? No,
no vayas allá”. Me entiendes, “Save me?”. Es decir, dame un minuto. Por dios. Está
muy por arriba de la exageración. No vas a donde alguien y le dices, “sálvame”.
No vas donde tu general favorito, o cura, o estrella de rock. Es muy peculiar.
Michael
Beinhorn: Es divertido porque no era realmente mi canción favorita. Yo pensaba,
“¿Cuál es el asunto?”. Y luego salió y la gente se volvió loca por ella. Es
bueno pensar que quizás tienes un punto ciego que otra gente puede ver.
Aprendes algo nuevo todos los días.
Artis
the Spoonman: Una cosa que realmente me decepcionó fue cuando ellos recibieron
un Grammy. Vas ahí arriba y agradeces a todos los productores –que, sabes, eso
es lo que se supone que debes hacer. Pero no me dieron las gracias. Creo que
tenían una gran pantalla atrás conmigo tocando, y justo se les acabó el tiempo.
Personalmente, fue uno de mis momentos más bajos.
Ben
Shepherd: Estoy realmente disgustado porque Artis debería haber recibido un
Grammy también, yo no hablé en el micrófono ni agradecí a mi mamá y a todo el
mundo. Nadie lo mencionó y no le dieron uno. Todavía me arrepiento de eso;
todavía quiero que le den uno. La maldita canción lleva su nombre; y él toca en
ella además. Es justo.
Michael
Beinhorn: Ni siquiera supe que habíamos sido nominados a un Grammy hasta que
alguien me envió ese -¿qué es? No es una placa. Un pedazo de papel. Era una
categoría en la que el productor realmente no recibe un premio (Best Metal
Performance).
Artis
the Spoonman: ¿Pero quién ha tenido una canción ganadora de un premio Grammy,
una canción multiplatino sobre sí mismo? El cruce entre la responsabilidad, la
alegría, el privilegio y el honor. No se si usar la palabra “honor”, pero es un
honor. Dios mío. Toda mi vida quise ser una estrella de rock. La gente se reía
de mí; no tuve ningún compañero musical cuando niño. Todo lo que hacía era
tocar con mis bongos o cantar sobre Elvis en mi pieza por horas al día, sólo
porque me gustaba.
Chris
Cornell: “Black Hole Sun” fue escrita en mi auto mientras manejaba desde el
estudio a mi casa una noche. Mucho de lo que escuchas fue escrito en mi cabeza.
Michael
Beinhorn: Esa es una de las mejores piezas musicales en las que he trabajado
jamás. Es una canción muy hermosa. Recuerdo cuando me pasaron el demo.
Inmediatamente tuve una reacción visceral, me golpeó. Sentí como si una casa me
cayera encima. Pensé, “Esta la clase de cosa que una persona en mi posición
espera años y años para que básicamente caiga en su regazo”.
Chris
Cornell: Cuando la canto, hay elementos de The Beatles y Led Zeppelin que saco
de ella, y además un poco de la era Syd Barrett de Pink Floyd. Creo que los
Beatles son un grupo que, si estoy trabajando en el arreglo de una canción o si
tengo alguna idea para una canción y hay un poco de calidad Beatle en ella,
nunca lo evito. Siempre me dirigiré hacia eso.
Ben
Shepherd: Recuerdo escucharla y pensar, “Esa es la canción. Ahora los guantes
están fuera. Ahora tenemos canciones para trabajar para este disco”. La
composición de Chris era un Boom. Enorme.
Michael
Beinhorn: Como Chris había hecho demos de todas sus canciones muy, muy bien,
nos había dado un mapa preciso. Grandes arreglos, le hicimos los más mínimos
cambios.
Kim
Thayil: Tenía un problema con partes de “Black Hole Sun”, especialmente las pequeñas y delicadas partes arpegiadas en el comienzo, la parte de guitarra que es
como una reminiscencia de piano. Creo que esa parte y yo estábamos
estilísticamente en desacuerdo. ¿Cómo suena? ¿Como una bailarina en tutu
tecleando un piano? Y luego toqué eso en la guitarra. No era realmente mi
estilo. Ahora es muy divertido tocarla, obviamente.
Michael
Beinhorn: Luego de la primera vez que Chris la cantó, se dio vuelta hacia mí
después de un día lleno de trabajo, después de escucharla, y dijo “No es
suficientemente buena”. Me refiero a que es duro decirle eso a un artista, pero
cuando un artista te dice eso a ti sobre su propio trabajo, tú quedas como, “Me
encanta este tipo. Esto es fantástico”. Le dije, “Okay, estoy contigo 100%, Haz
lo que tengas que hacer”. Así es que volvió una semana después e hizo las voces
que escuchas.
Chris
Cornell: Líricamente, no parecía ser algo que fuese fácil de relatar. Era
demasiada corriente de consciencia para mí. No volví a ella para editarla. Es
como salió, y así es. Se sentía bien y la deje ir. Pero es muy esotérica y lo
único que me hace sentido de ella, creo, en términos de cómo pudo haber sido un
hit internacional, son las líneas cantadas del coro. Pero cuando no piensas
demasiado en ella o no piensas en ella en absoluto, sólo dejas ser lo que es
creativo, quizás eso golpea una cuerda en la gente debido a que no hay una mente
analítica ensuciándola.
Ben
Shepherd: Inmediatamente me recordó a Stevie Wonder, a quien amo. Fue como,
ahora sí que somos realmente diversos; ahora estamos realmente expandiendo
nuestras habilidades y estilos. No somos sólo una estúpida banda culeada grunge.
Kim
Thayil: No sabíamos que cambiaría las cosas, pero teníamos el sentimiento muy
fuerte de que iba a ser una canción exitosa. Creo que escuchamos un cassette
con un demo de las canciones que iban a ir en Nevermind que esos muchachos nos
habían dado, escuchamos “Smells Like Teen Spirit” y Ben dijo, “Dios mío, ese va
a ser su hit. Va a ser enorme”. Y cuando tuvimos el demo para parte del material
de Superunknown, Hiro Yamamoto, nuestro bajista fundador, vino al estudio a
saludar y escuchó Black Hole Sun. Dijo, “Jesús, muchachos, ese es su hit”.
Chris
Cornell: La única vez en que los singles se convirtieron en problema fue luego
de “Black Hole Sun”, cuando el sello quiso lanzar “Fell on Black Days” como
tercer single. “Black Hole Sun” se convirtió en el segundo single porque las
estaciones de radio empezaron a tocarla, y estaba bien, pero pensar en “Fell on
Black Days” como tercer single, para nosotros, estaba mal, porque había un
montón de nuevos fans y no queríamos darle a la gente la impresión equivocada
de cómo sonaba el álbum, o quienes éramos como banda. Sentimos que la última
cosa que queríamos conseguir era que un montón de gente comprara el disco para
que no le gustara. El sello nos advirtió que si no escogíamos ese single íbamos
a perder impulso en la radio e íbamos a empezar a vender menos discos, y que la
vida del álbum sería más corta. Nosotros insistimos en eso y “My Wave” fue el
tercer single, y todas esas cosas pasaron. (Risas) Pero no lo tergiversamos, y
eso era importante para nosotros.
Jack
Endino: Hay un montón de cocineros en la cocina cuando estás tratando con
Soundgarden, porque ninguno de ellos es estúpido y todos tienen muy buen oído.
Entienden la tecnología; no los puedes retardar con estupideces. Quiero decir,
ellos son gente inteligente.
Michael
Beinghorn: Estoy contento de que los muchachos no hayan visto realmente el
proceso de hacer el disco desde la misma perspectiva mía. Pienso que eso causó harta fricción. Sabes, y el hecho de que ellos no siempre se llevaran bien.
Hubo un montón de cabezazos.
Jack
Endino: Las historias sobre él pegándose cabezazos con Soundgarden son
divertidas porque siempre los he escuchado elípticamente a través de los años,
y como que cierro los ojos y dijo, “Sí”.
Michael
Beinhorn: Les dije que sentía que realmente tenían que trabajar más duro y
escribir mejores canciones, a falta de una mejor palabra. Entiendes, para hacer
la clase de disco que ellos necesitaban hacer. Desde ahí, creo que eso creó
algunos problemas. Pero yo me sentí muy empático con eso: El potencial aquí
para hacer este fantástico disco era enorme. Si podíamos hacer una pequeña
parte de él, iba a ser un disco increíble.
Chris
Cornell: Creo que si hubo alguna tensión, tuvo que ver más con asuntos del
productor más que cualquier otra cosa. Nunca fuimos una banda que
particularmente necesitara un productor, en todo caso. Siempre fuimos capaces
de hacer nuestro propio disco. Los productores habitualmente tendían a estar
ahí para que el sello se sintiera de alguna forma confiado de que su inversión
no fuera a ser desperdiciada. (Risas)
Chris
Cornell: Creo que Superunknown tuvo más tensión que algunos de nuestros discos
porque era un tipo nuevo con el que nunca habíamos trabajado antes que parecía
realmente interesado en tratar de reinventar la rueda en cada vuelta, y cuando
no funcionaba, lo cual era casi todo el tiempo, nosotros le quitábamos la
grabación.
Adam
Kasper: Creo que cada músico individual, particularmente Matt y Chris muy
temprano, empezaron a nombrar lo que ellos pensaban eran las tomas para
guardar. Matt simplemente no hace 49 tomas, y Michael presionaba para esa
cantidad. Matt siempre ha sido un tipo de dos o tres tomas.
Ben
Shepherd: Recuerdo a Beinhorn llamando bastante por el talkback, y nosotros
interrumpíamos con “Kumbaya”. Cada vez que trataba de hablar con nosotros,
empezábamos a tocar o cantar “Kumbaya”.
Adam
Kasper: La puerta en la sala de control, que es una puerta gigante a prueba de
sonido, fue rasgada desde las bisagras por Beinhorn. Fue menos el poder de su
ira y más la puerta gigante, una vez que empezó a oscilar con ella en una
rabieta, todo se vino abajo. Cuando hicimos el siguiente disco, Kim decía, “No
sé como la rompió él solo”. Era un clásico.
Michael Beinhorn: A la larga, pensabas que, en algún punto, habría una separación de las partes porque las cosas eran insostenibles, del tipo: “Él quiere hacer eso, pero nosotros queremos hacer esto”. Hubo cierto punto donde yo, en mi mente, podría haber pensado, “Wow, me pregunto si el otro zapato va a calzar en esto”.
Kim
Thayil: Pero el conflicto nunca llegó a explotar.
Chris
Cornell: Eso nos forzó a no confiar en nadie más y ser más unidos como banda y
tomar responsabilidad por lo que estábamos haciendo. De alguna forma, quizás ese
sea uno de los atributos de Beinhorn como productor, porque él por supuesto
estaba involucrado en un montón de discos que yo encontraba geniales, razón por
la cual él había sido la elección perfecta –y claramente Superunknown terminó
siendo fantástico, pero creo que pudo haber tenido más que ver con el hecho
de que teníamos este adversario necesario en el estudio para unirnos como
grupo.
Ben
Shepherd: Siempre éramos así. Siempre éramos así cuando estábamos juntos. Era
como, o estás con nosotros o no estás. Y si no estás en el grupo entonces,
básicamente, te diremos “no”.
Chris
Cornell: Para ser justo, sin embargo, creo que Soundgarden tuvo la mentalidad
nosotros-contra-todos desde el día uno, así que no fue sólo Michael el que lo
trajo a nosotros. Todos siempre lo tuvimos. Y probablemente todavía lo
tengamos.
Kim
Thayil: Una metáfora con la que creo Ben o Chris llegó, era que hay cinco dedos
y nosotros trabajamos bien como un puño apretado. No es una mala metáfora si
estás hablando de hard rock.
Michael
Beinhorn: No los puedo culpar completamente a ellos; entiendo lo que lleva a
una persona a sentirse tan valiosa sobre lo que está haciendo y no querer que
alguien llegue y diga, “Vamos a hacerlo de esta manera”. Pero al mismo tiempo,
es difícil para alguien en mi posición porque quieres hacer tu trabajo. No
quieres solamente decir que sí a muerte a la gente con la que estás trabajando
y hacerles sentir bien con lo que están haciendo –porque eso quizás pueda ser
gratificante en el corto plazo, pero a la larga, no crea algo que vaya a tener
significado para nadie.
Adam
Kasper: Todos tuvimos momentos de frustración, incluyendo Beinhorn. Todos
nosotros. Estuvimos encerrados en una sala por seis meses. Pero además diré que
tuvimos un montón de buenos momentos y risas. Fue una experiencia emocional
estar ahí con seis, siete, ocho tipos todo el día, llevando audífonos muy alto
–lo cual es irritante después de 12 horas- y tratando de romper los límites.
Kim
Thayil: Recuerdo a Josh Homme y Billy Corgan viniendo. Pearl Jam pasando el
rato. Recuerdo a Josh Homme queriendo jugar ping-pong después de que Adam
Kasper y yo habíamos comido mucha comida india. Así que estábamos todos
perezosos e hinchados y él decía, “¡Hombre, juguemos ping-pong!” y yo estaba
como, “Si juego ping-pong, necesita ser contra alguien igual de perezoso e
hinchado”. Recuerdo esa conversación como, “¡Vamos, muchachos, juguemos!” y yo,
“Compadre, no me puedo mover”.
Adam
Kasper: Corgan estaba en la ciudad y algo pasó con su tour bus. No podía
atravesar desde Portland por una tormenta, así que iban a pedir prestado parte
de nuestro equipo, así que se sentó allí y vio lo que estábamos haciendo. Otra
gente venía. Los muchachos de Nirvana pasaban por aquí. Recuerdo que The
Breeders venían bastante. Johnny Cash fue muy increíble. El andaba por allá por
un tiempo, había un disco tributo a Willie Nelson haciéndose en Seattle,
pasando un rato en el estudio. Un montón de gente venía y vibraba con la
escena.
Kim
Thayil: Teníamos un PlayStation montado en la parte de atrás. Recuerdo a Chris
jugando algunos juegos de carreras y ocasionalmente Doom. Recuerdo sentarme ahí
por, dios, quizás un par de horas, mirando a Chris jugar Doom; yo estaba muy
absorto con los gráficos y la naturaleza del juego –y me mareó porque si estás
sólo mirando un video juego y no jugándolo, es como ser un pasajero en un auto
de carreras. Sí, recuerdo comer sándwiches y mirar a Chris jugar Doom.
Michael
Beinhorn: Tengo muy buenas grabaciones de ellos haciendo canciones improvisadas
en el lugar, versiones de Kiss.
Adam
Kasper: Era como The Shining. Estábamos tirando fruta a los parlantes. Te
vuelves loco después de un tiempo.
Chris
Cornell: Casi hicimos que despidieran a Adam Kasper. Él era el único empleado del estudio
que estaba con nosotros, el tipo que estaba autorizado para estar con nosotros.
En algún punto, creo que nos pusimos muy destructivos y él no nos detuvo –más
que nada destruir la sala de control- y casi lo despiden. La única cosa que nos
detuvo y nos puso a revisar nuestra conducta fue el hecho de que no queríamos
que el pobre Adam perdiera su trabajo.
Kim
Thayil: Bill Nye estaba compilando un episodio sobre el sonido, y nos
preguntaron si podían echar un vistazo a la maquinaria de un estudio de
grabación y dijimos que sí. Obtuvieron imágenes de la banda y de Adam Kasper en
la consola de mezclas. Creo que describimos todo el proceso de grabación como
un gigante bebiendo con bombilla.
Ben
Shepherd: Así es que vino Bill Nye y tocamos “Kickstand” para ellos. Creo que
fue justo antes de que empezáramos a mezclar, así que el disco estaba hecho e
hicimos todo un segmento. Sí, es un extraño episodio de Bill Nye hablando de
sonido con Soundgarden.
Kim
Thayil: Siempre tuvimos un lugar cálido para la televisión educativa para
niños. Siempre dijimos que si nos pedían hacer algo en Plaza Sésamo, lo
haríamos, y no es broma.
Tad
Doyle: No los recuerdo siendo fiesteros locos. Kim se tomaba un par de
cervezas, pero nunca pareció estar fuera de control. Quizás Ben tomaba un poco
más que Kim, pero parecía que Tad siempre estaba un poco más libado que ellos.
Kim
Thayil: Hubo algunas historias flotando por ahí como, “Oh, todos los muchachos
están bebiendo o aplastando cosas”. Sí, pero no más que cuando estábamos
sobrios, ¿sabes? No más de lo que los atletas profesionales hacen en sus
camarines o los políticos en sus oficinas.
Ben Shepherd:
Me aprendí “4th of July” volado –y no había fumado marihuana en mucho tiempo,
fue raro. Volví al estudio al día siguiente a hacer la toma de bajo y fue como,
“Dios mío, ¿Cómo afiné esta cosa? ¿Qué está pasando?”
Kim
Thayil: Creo que la banda tenía una particular hostilidad hacia la indulgencia
de las drogas, en general. Creo que siempre he odiado eso del rock, incluso
cuando era adolescente. Era realmente desagradable ser un niño y ver la manera
en que los tipos del rock se comportaban en los 70s y como dirigían su éxito con
payasadas en el backstage. Es un montón de mierda. Desearía que la gente se
callara, por la mierda, y tocaran su disco. Y esa es la cosa en este caso,
cuando tienes conocidos y amigos que obviamente están luchando y tienen
problemas: No hay absolutamente ninguna razón para ver el lado romántico o glorificar eso.
Es realmente una situación desafortunada.
Jeff
Ament: Recuerdo entrar y verlos en algún punto al principio de la grabación. Y
luego nos íbamos de gira por lo que parecía ser un largo tiempo, y recuerdo cuando
volvíamos, ver y “Oh sí, Soundgarden todavía está aquí”.
Adam
Kasper: Hubo momentos en que no estábamos seguros de lo que teníamos. Había
alguna pregunta, y era toda de clase de hecho, “Wow, ¿Va a funcionar?” Porque
era muy extremo en términos de los sonidos, en esos días.
Michael
Beinhorn: Llevé el disco para que lo masterizaran y el ingeniero de mastering
lo destrozó –yo estaba realmente pasmado. Tomo dos días y medio y él no podía
masterizar el disco para salvar su vida. Empecé a dudar de mi propia habilidad
y pensaba, “Oh dios mío, creo que quizás tengo una bomba entre mis manos”.
Entonces la banda se lo llevó a otra persona y lo masterizó en un día. La gente
estaba feliz con él, a mi me entregaron el disco y yo no estaba feliz para
nada. Pensé que Brendan (O’Brien) realmente había perdido el objetivo del
disco. Así que me quedé desconcertado un poco. Sentí que había sido suavizado
un poco. Pero por supuesto, había invertido tanto en aquel punto que pienso que
mi objetividad estaba completamente perdida.
Chris
Cornell: Creo que probablemente en una semana mezclando, entendí el alcance del
álbum y cuán poderoso era y lo que habíamos creado.
Michael
Beinhorn: Creo que no nos despedimos bajo las mejores circunstancias. Hacia el
final, creo que todos estaban realmente muy cansados y fue una de esas cosas
como, “Okay, está hecho. Ahora nos deshacemos unos de otros”. Bueno, creo que
no fue tan extremo; no quiero decirlo con animosidad, pero creo que todos
estábamos listos. Fue absolutamente difícil de hacer.
Ben
Shepherd: Mi canción favorita es la canción de Matt “Fresh Tendrils”. Bien
tocado, me encanta eso. No me gusta mucho la mezcla de ella. Probablemente mi
menos favorita, en sonido e interpretación es “Half” (que Shepherd compuso).
Tendría que estar de acuerdo con el 95% de los fans que odian esa canción.
Adam
Kasper: Hay algo que creo que es muy interesante. Beinhorn me dijo que siempre
tuvo esta agenda con la música electrónica cuando estaba haciendo ese disco, porque
él era de New York y trabajaba con (el músico experimental) Bill Laswell y a
ellos les gustaba abordar la música desde la electrónica en los 90s. Creo que
él quiso incorporar algo de eso en un disco de rock. Y creo que lo logró en la
forma en como algunas cajas y otras cosas están sobrecomprimidas. Escucho eso
ahora y pienso, “Oh, claro, lo hizo”. Es genial.
Jack
Endino: No soy un gran fan de la producción. Está bien. Me parece un poco
ruidoso ahora cuando lo escucho. La producción captura un sentimiento, lo que
encuentro bueno, pero es un disco que suena extraño si lo escuchas con oídos
técnicos. El punto es que, es un disco como obra de arte y hay que darle
crédito a Michael Beinhorn por capturar algo, porque el tenía la visión de cómo
tenía que sonar. No suena como ningún otro disco de Soundgarden así que, sónicamente,
hace que me rasque la cabeza un poco como ingeniero. Pero emocionalmente, como
disco funciona extremadamente bien, y eso es lo que cuenta.
Adam
Kasper: No suena como un viejo disco de los 90s. Los sonidos, el enfoque,
fueron todos muy análogos y orgánicos, pero al mismo tiempo rompiendo bastantes
fronteras, es por eso que creo que todavía suena bien hoy día.
Jeff
Ament: El disco Ten explotó tan alto que creo que cuando Superunknown se hizo
gigante, sentí que, bueno, finalmente la banda que realmente merece el éxito lo
está consiguiendo, porque no creo que ellos hayan tenido con Badmotorfinger el
éxito que nosotros tuvimos o Nirvana tuvo con Nevermind. Personalmente, siempre
sentí que Soundgarden y Mudhoney merecían más. Ellos eran muy buenos en sus
respectivos géneros. Apenas escuché el disco, instantáneamente supe que un par
de esas canciones iban a ser masivas.
Jack
Endino: Ellos estaban trabajando duro. Creo que por eso fue que a la larga se
separaron un par de años después, porque dejó de ser divertido. Por eso fue que
el siguiente disco, el que sigue a Superunknown, nunca lo iba a igualar. (Down
on the Upside) siempre me pareció un disco un poco depresivo. Definitivamente tenía
un sentimiento como, “Espera un minuto, ¿qué vamos a hacer ahora? ¿Cómo vamos a
parar esto?”.
Jeff
Ament: Es increíble: puse este disco ayer cuando iba manejando y, aunque Chris
escribió la mayoría de las canciones, es un disco muy de banda. Puedes escuchar
las influencias de todos en todo el disco. Incluso casi tiene momentos de
soundtrack, esos grandiosos y etéreos puentes e introducciones.
Jack
Endino: Eso fue lo que me llamó la atención de Superunknown: Las canciones son
muy buenas composiciones. Son magníficas interpretaciones también, pero no hay
ni una sola canción mala en el disco, lo cual es excelente para un disco con
tantas canciones.
Kim
Thayil: Algunos de mis discos favoritos, ya sea Space Oddity de Bowie o Rocks
de Aerosmith, todavía los escucho y se sostienen. Todavía tienen profundidad. Y
me gusta la manera en que Superunknown todavía puede mantener mi atención
y mi afecto; eso me dice que lo hicimos bien.
Michael
Beinhorn: Saber que ha influenciado musicalmente a tanta gente, saber que ha
tocado a la gente y la ha ayudado a seguir adelante con sus vidas, para mí, es el
mayor orgullo. Saber que jugué un rol en todo eso significa mucho. Estaré para
siempre agradecido de haber formado una pequeña parte de eso.
Chris
Cornell: Sobrepasamos mis mejores expectativas, lo cual es muy difícil de
hacer.
Ben
Shepherd: Sé una cosa sobre Soundgarden: Siempre nos hemos propuesto los 20
años. Hacemos foco en tratar de hacer algo que realmente valga la pena que esté
todavía dando vueltas. Nuestro lema es: “Siempre vamos a poner nuestro mejor
pie adelante”.